Pobres energéticos
Amanecía en el país de los pobres energéticos. Alguien del gobierno había leído algo sobre el Siglo de las Luces y temió por su autoridad de mantequilla. «Esta peste no puede leer», se dijo. «Los libros les hará sabios y fuertes. La única solución es convertir la luz en lujo. El frío congelará su voluntad y la oscuridad calmará sus mentes». La electricidad iba desapareciendo casa por casa. La vitrocerámica también estaba dentro del plan del ministro y sus amiguitos. Los canallas no las querían. El calor hacía vulnerable su naturaleza de neolactosa empaquetada en un brik de Chicago. |